7 maneras de mantenerte saludable en invierno
Cuando los días son más cortos, con viento frío, lluvia o nieve, necesitamos dormir bien, hidratarnos, mantenernos abrigados, comer alimentos ricos en vitaminas y tener buena compañía para sentirnos bien. Siete cosas que la naturaleza nos brinda para mantenernos saludables.
Buenas razones para dormir
Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Y con buena razón: mientras dormimos nuestro cuerpo se regenera, siempre que le demos la oportunidad de hacerlo. En promedio, necesitamos siete horas de sueño por noche para que nuestras células puedan regenerarse y nuestro sistema inmunitario pueda producir nuevas células de defensa. Durante este tiempo procesamos las experiencias del día en nuestros sueños, descargando nuestras almas mientras dormimos.
Cercanía - a uno mismo y a los demás
La cercanía a los demás es buena para ti. Los estudios han demostrado que las amistades pueden ser tan importantes para nuestra salud como el ejercicio y una dieta equilibrada. El contacto físico desencadena la liberación del "abrazo" y la hormona de enlace oxitocina, que nos brinda una sensación de calidez y seguridad. Al mismo tiempo reduce los niveles de las hormonas del estrés que pueden dejarnos propensos a contraer un resfriado. La cercanía contigo mismo es igual de importante. ¿Estamos en contacto con nuestro ser interior? ¿Podemos decir cuándo hemos "tenido suficiente", y qué debemos hacer al respecto, antes de que una infección nos obligue a actuar? ¡El cuidado propio activa tus poderes de autocuración!
Vitaminas
"Deja que la comida sea tu medicina". Cuando el médico Hipócrates dijo estas palabras hace 2.400 años, no sabía qué son las vitaminas en frutas y verduras las que nos mantienen saludables. Nuestro sistema inmune necesita estas vitaminas para funcionar correctamente. Debido a que el cuerpo humano es incapaz de producir la mayoría de las vitaminas por sí mismo, debemos incorporarlas en nuestras comidas. Cuanto más natural es la comida que comemos, más enérgicos nos sentimos. El espino amarillo todavía se recomienda para mejorar el sistema inmunológico. Las bayas de color naranja brillante de este arbusto espinoso contienen más vitamina C que los cítricos.
Luz solar
Le debemos la vida en nuestro planeta a la calidez y luz del sol. La luz solar estimula la producción de vitamina D que necesitamos para tener huesos fuertes. También estimula la producción de la serotonina, la "hormona de la felicidad", en nuestros cerebros. Además ayuda a mantenernos sanos: la investigación en el campo joven de la psiconeuroinmunología ha demostrado que nuestra hormona y nuestro sistema inmune se influyen mutuamente. Es por eso que durante la época del año en que los resfriados son comunes y los días son aburridos, es importante salir a la luz del día. Incluso cuando el cielo está nublado, la energía solar todavía nos llega.
El color verde
El color verde es un verdadero regalo de la naturaleza. Tiene un efecto armonizador en nuestro cuerpo, alma y espíritu. Un corto paseo por el bosque puede disminuir la presión arterial, relajar los músculos tensos y fortalecer el sistema inmunológico. Incluso en el invierno, cuando los árboles están desnudos, no necesitamos ir sin él. Los alimentos verdes como el repollo, la lechuga y las hierbas contienen altos niveles de clorofila, que absorbemos al comerlos. Las plantas usan este pigmento de hojas para convertir la luz solar en materia, haciéndolo disponible para que lo consumamos.
Agua tibia
El agua limpia, especialmente el agua tibia ya que debido a su tensión superficial reducida, puede ser absorbida más fácilmente por las células de nuestro organismo. Tomar un vaso de agua tibia a primera hora de la mañana ayuda al cuerpo a desintoxicarse y mejorar el metabolismo. Beber infusiones calientes también puede ayudar a prevenir que los gérmenes que causan los resfriados se incrusten en las membranas mucosas de la nariz y la garganta. Tomar un baño tibio con los aceites esenciales de abeto plateado y pinos brinda un efecto vigorizante y equilibrante, especialmente cuando hace frío y hay humedad afuera.
Duchas calientes, duchas frías y una luffa
No tiene que ser un baño de hielo. Simplemente alternar agua tibia y fría durante las duchas, o al menos terminar la ducha de la mañana con un refrescante chorro de agua fría, aumenta la circulación y estimula el sistema linfático. Este es un componente clave pero frecuentemente olvidado de nuestro sistema inmune. Cuanto más fluya suavemente, más eficaz será para neutralizar y eliminar gérmenes. La preparación ideal: un masaje de cinco minutos con un guante de luffa. La esponja vegetal seca elimina suavemente las células muertas de la piel y estimula el sistema linfático.